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Miles de latidos dentro del Auditorio Nacional hacen uno solo, el cual se escucha fuerte y claro antes de que una banda multicultural e internacional se apodere del escenario.

Es así como Residente y compañía dan inicio a un concierto donde la falta de Visitante e iLe tal vez se eche mucho de menos.

“Somos Anormales”, canto que celebra y exacerba los ‘defectos’ físicos, sirve como analogía de todos los que se sienten diferentes… y que los hace iguales.

Pero la fiesta empieza a encenderse cuando el “Baile De Los Pobres” suena en los altavoces del Coloso de Reforma y la gente empieza a danzar mientras sigue vitoreando y coreando como si no hubiera un mañana.

“Esta noche vamos a brindar por ‘El Aguante’“, declara René Pérez antes de que todos queden dominados por los tambores y la batería de este viaje melódico por las entrañas histórico-sociales de la humanidad.

“¡¿Cómo están Mexico?! Al son del mezcal les tengo que decir que tiene un país maravilloso. Sin contar a los políticos, esos es otra cosa que trataremos más adelante”, promete el ex-líder de Calle 13 antes de que empiece la romántica melancolía “Desencuentro”.

En el turno de “Calma Pueblo”, las ganas y el entusiasmo no disminuyen aunque la ausencia de Tom Morello en la guitarra eléctrica es evidente.

El espíritu viajero, arriesgado, independiente, aventurero y hasta un tanto espiritual de “Pa’l Norte”, aquí no se luce por los arreglos escandalosos y veloces, hechos… ¿para qué?

Afortunadamente los ritmos africanos y la potencia, que reflejan poderosamente el sacrificio monetario y corporal que Residente realizó, son evidentes y frescos; lo que hace a “Dagombas Y Tamale” una de las presentaciones más auténticas, por poderosas, de la noche.

El recinto ahora sí está lleno, por lo que el que Pérez diga: “La educación es fundamental para el desarrollo de los países” antes de “Adentro”, logra que los 10 mil cuerpos hoy congregados estallen en vítores, chiflidos y aplausos como gesto de aprobación a su palabras.

Llega el turno de que dancen rockeros, poperos y hasta metaleros; “Atrévete-te-te/Cumbia De Los Aburridos” pone a un repleto Coloso de Reforma a bailar, a saltar y a perder los modales.

‘La Sombra’ la use como metáfora porque siempre se ha dicho que la oscuridad es mala pero nuestros hermanos negros de Africa demuestran que no. La ‘luz’ (Europa y Norteamérica en particular) siempre ha tratado de opacarla… pero no se podrá”, declara René antes de presentar esta mezcla africo-rockera.

Aunque es un tema evidentemente bélico, “Guerra” no sólo tiene los elementos más poderosos del nuevo álbum de Residente, es también uno de los más estudiados y razonados, por lo cual debe ser escuchado con mucho cuidado… algo que en realidad no se puede apreciar plenamente ahorita.

Porque la celebración desenfrenada parece ser lo único que quiere el público y “Fiesta De Locos” les da más de eso.

Lo que también se lleva a cabo con “Muerte En Hawaii”, puesto que pese a que es una pieza ‘romántica’, todo el Auditorio la interpreta con una intensidad tal, que eso sólo se entiende si la has escuchado antes.

Como hace casi tres años, pero con Calle 13, René le cede su tarima a familiares de los estudiantes de Ayotzinapa, porque “como es de Puerto Rico no se puede expresar de un país que no es suyo”, asegura.

Es así como después de varios minutos se entona “Latinoamérica”, muchos lo hacen como si se tratar de un himno, prueba de ello es la entrega con la que grita-cantan. Sin embargo, que esto sea una calca de lo hecho hace casi un lustro, es prueba de lo que se dice de México: Aquí no pasa nada.

Por otra parte, Residente dice que todo su nuevo álbum lo hizo en Africa, y gracias a la fuerza que le dio el nacimiento de su primogénito, lo plasmó en “Milo”.

Cuando llega el turno de “Apocalíptico”, los arreglos orientales no se destacan como en el disco, lo que la hace una melodía más, y prueba de ello es que gran parte del público ha vuelto a tomar sus asientos.

Otro momento amoroso se presenta en el recinto con “La Vuelta Al Mundo”, canción que es capturada por miles de teléfonos celulares… y sólo unos pocos la disfrutan en carne propia y no mediante una pantalla de cristal.

“Hijos Del Cañaveral” le da al show el momento más lento de la velada, donde lo más destacable es el tripandero ‘inventado’ por un miembro norteamericano de la banda de René.

Para “El Futuro Es Nuestro”, el alma folk y world music de Goran Bregović a penas es descifrable entre el escándalo que más que sin control parece falto de profesionalismo. Nada más el baterista afroamericano de Residente se sigue desempeñando con maestría, fuerza y audacia en todos y cada uno de sus batacazos.

Una playera le cae del público a René, quien desde el principio y hasta el fin portó una playera negra sin mangas con la bandera puertorriqueña en blancos y de forma vertical, en la que se le puede apreciar caricaturizado y con la cabeza entre una de su manos de, al parecer, ‘un repetirlo maleantoso’ quien últimamente le dedica mucho tiempo a expresarse en contra de cualquier cosa que haga y diga Pérez, Tempo.

Asimismo, “No Hay Nadie Como Tu” marca otro momento desaforado en el Coloso de Reforma.

Pero todo lo que empieza tiene que terminar, y en medio de más saltos, torsos desnudos (pero no el de Residente) e impresionante pasión desde las alturas hasta las primeras filas del Auditorio Nacional, René y compañía se despiden, despee´les de más de horas de show, con el desenfreno carnavalesco de “Vamo’ A Portarnos Mal”.

Por: Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Cortesía Ocesa (Lulú Urdapilleta)

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