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Hay momentos en la vida en que las preguntas son más que las respuestas, en que las asociaciones con las cosas te remontan a la infancia de un segundo a otro, en que la música es el axis mundi y marca la pauta de las profundidades anímicas.

Ahí se desenvuelve La Contradicción, un proyecto colaborativo “surgido del deseo compartido de Sonia Franco y yo de hacer una obra juntos. Durante un tiempo estuvimos intercambiando referencias (textos, fotografías, documentos en diversos soportes) hasta que surgió la oportunidad para hacer un laboratorio que definiera la dramaturgia y el montaje”, comentó en entrevista Noé Morales, director de la obra.

El territorio de la memoria, donde se ubican ciertos sucesos definitorios en cualquier relato de vida, suelen ser complejos; en él se confunden y se entremezclan la memoria de hechos concretos con los deseos, proyecciones y operaciones afectivas con que se suele habitar la subjetividad.

Esta complejidad se exacerba cuando nos concentramos en las relaciones que, a partes iguales, nos vinculan y nos distancian de nuestros padres, de su ideario, sus sistemas de valores y su legado. Y se torna contradictoria cuando, en una cierta etapa de vida, hemos de confrontar y acomodar esa herencia ideológica con aquella que hemos construido a lo largo del tiempo.

Con la construcción de Sonia Franco y Noé Morales, y bajo la dirección de este mismo,  La Contradicción  emplea recursos del teatro documental y testimonial.

Que aspira a constituirse como una experiencia autónoma y crear un universo que, a partir de estrategias como la superposición y la yuxtaposición, dé cuenta de las múltiples contradicciones derivadas de la  relación crítica y oscilante, con el legado de la generación de nuestros padres –hijos del 68, del verano francés, de los movimientos señeros de la contracultura.

“En el laboratorio establecimos algunos ejes temáticos (la huella ideológica de nuestros padres en nuestro presente, las tensiones entre libertad y el deber ser, la obra y figura de Patti Smith, entre otros) y comenzamos a generar materiales escénicos.

“Ahí se sumó Edgar Maldonado como asistente de dirección y performe. La pieza final tiene aportes de los tres y de Anna Cristina Portillo, diseñadora multimedia”, mencionó Morales.

El proyecto de creación de la obra parte del concepto de laboratorio no únicamente como metodología de creación sino como premisa estética. Dicha premisa habilitará un espacio para la exposición y transmisión de una serie de reflexiones sensibles, generadas mediante diversas técnicas del teatro documental y autobiográfico.

“Las expectativas depositadas en esta temporada pasan por dar una primera salida a la pieza y por poner a consideración del público un discurso que, si bien recurre a estrategias autobiográficas, reactiva las nociones de realidad y ficción”, finalizó.

La Contradicción se presentará del 20 de julio al 3 de septiembre en la Sala CCB del Centro Cultural del Bosque, con funciones los jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas.

Redacción (@RevistaExt)
Fotos: Cortesías

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