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Carta a los lectores:

El Colectivo K’at No’j de Cultura de Paz e Integración Comunitaria repudia y condena el cobarde ataque sufrido por nuestra relacionista pública y hermana de luchas Alexandra Ulrike Zäher von Sonnenstein el pasado lunes 13 de junio y aprovecha la deleznable situación para denunciar e invitar a la reflexión.

El día lunes, cuando Alexa se dirigía a casa después de impartir clase de inglés en un centro comunitario donde es voluntaria, una veintena de cobardes la emboscaron en Lago Zirahuen (entre Mayram y Términos, Colonia Anahuac) y no bastando la superioridad numérica armados con bates y botellas arremetieron en contra de la conocida activista. ¿La causa del ataque? Alexandra es una mujer transexual.

Alexa, como cariñosamente la llamamos quienes tenemos el gusto de compartir su vida, es una atleta profesional, entrenada, con casi 2 metros de estatura, es una mujer muy fuerte y se encuentra bien, lastimada en cuerpo y alma pero sana y salva gracias a esa fortaleza. Cobijada por la red comunitaria, amorosa y solidaria que la acompaña y la contiene en estos momentos.

Pero ¿cuántas mujeres trans o no mueren al año en nuestro país por hechos como este? De acuerdo a las conservadoras cifras del estado más de 3 mil mujeres mueren cada año a causa de la violencia de género. México ocupa el segundo lugar en violencia en contra de la comunidad LGTB en el Mundo de acuerdo a la CIDH, por encima de Estados Unidos.

¿A quién responsabilizamos? ¿Quién responde por nuestras vidas? ¿Una veintena de cobardes delincuentes, ignorantes y marginados en todo sentido?

Al estado Mexicano en su conjunto, al GDF que se llena la boca con las luchas y los avances en materia de derechos civiles conquistados por las mujeres y la comunidad LGTB. El pasado abril se declaró a la Ciudad de México una ciudad “gay friendly”, el señor Miguel Ángel Mancera ha pintado la ciudad de rosa y tenemos vagones separados en el metro y metrobus ¿le hubiera servido el famoso silbato a Alexa?

La realidad es que no importa cuántas leyes se proclamen o de qué color pintes el transporte público mientras la educación no contemple los ejes fundamentales de la Cultura de Paz; La inclusión, la diversidad, el respeto y la convivencia de todos están fuera de un sistema educativo “por competencias” y enfocado a producir esclavos eficaces y no humanos plenos.

Responsabilizamos al Estado que permite a la curia conservadora mexicana seguir esparciendo discursos de odio, al Estado que promueve los medios de comunicación que legitiman la violencia en contra de grupos vulnerables para impulsar agendas políticas.

El ataque a nuestra compañera, a nuestra hermana es terrible sí, pero deseamos hacerlo visible y no olvidarlo, no deseamos pasar la página, deseamos aprovechar las redes y canales de información y solidaridad para continuar denunciando la violencia sistémica a la que todos estamos expuestos. Deseamos decirle al estado omiso y ruin que no creemos en su maquillaje progresista, deseamos decirle a los misóginos, homófobos y demás pervertidos intolerantes que no nos vamos a rendir, que nos negamos a vivir de rodillas y aquí estamos, celebrando una vida única, llena de entrega y amor por todo y para todos.

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