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Por Néstor Ramírez Vega
@NestorRV

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(De izq. a der.) Marco Lagunas, Héctor Perea, Héctor Iván González, Marcos Daniel Aguilar y Armando González Torres en la presentación de La Terquedad de la Esperanza”.

En un momento en que la resequedad del espíritu humano vuelve a oprimir a México, las ideas de la generación del Ateneo de la Juventud vuelven a la vida a través del nuevo libro de Marcos Daniel Aguilar, La Terquedad de la esperanza.

La publicación fue concebida a partir de dar “una re lectura del primer libro de Alfonso Reyes, Cuestiones estéticas. A lo largo de sus ensayos tenía todos los objetivos e ideales de toda su generación”, aseguró el autor en entrevista para EXTENSIÓN.

A dicha generación pertenecieron intelectuales como José Vasconcelos y Antonio Caso, quienes trataron de proponer un movimiento estético-cultural para poder cambiar la vida política, económica y social a través del humanismo.

En la presentación estuvieron presentes Marco Lagunas, Héctor Perea, Héctor Iván González, Armando González Torres y el autor, quienes conversaron sobre diferentes facetas de Alfonso Reyes y su aportación a la cultura de México.

González Torres propuso que hay cuatro formas de leer la publicación: como un ensayo que bordea los climas culturales finisculares en Hispanoamérica; como una serie de instantáneas sobre la gestación del Ateneo de la Juventud y la interacción de algunos de sus participantes; como un ensayo sobre Alfonso Reyes y la reinvención alfonsina del ensayo o como un ensayo sobre el ensayo.

El trabajo de Aguilar está dividido en cuatro partes, en donde el pasado y el presente son hermanados a través del estilo del autor, así como ubicar a Reyes como un contemporáneo nuestro que crea su cuenta de Twitter.

El libro está enfocado en la parte que es la cultura, entendida como todo quehacer del ser humano y todo lo que nos hace seres sociales, dijo el escritor en entrevista. Agregó que  “hay una parte muy importante en donde se plantea que la vida política y la misma política es una de las obras de arte por el ser humano. Que esa política sea pervertida por una clase política que sea ignorante y sólo vea por sus propios objetivos de poder político y económico, es otra cosa”.

Sin embargo, aseguró que a través de una ideología de carácter humanista es que esta generación buscó cambiar el país, con la educación erradicar la ignorancia y con modificaciones a la ley combatir la injusticia y la impunidad.

Este libro llega en un momento en que se ponen en tela de juicio el Porfiriato. Al respecto Aguilar respondió que “hubo un tiempo en que el Estado fue fuerte y pudo levantar instituciones y leyes; sin embargo, no previo una decadencia y una ignorancia de lo que era la esencia mexicana, y lo que la sociedad mexicana estaba viviendo“.

El escritor añadió que el positivismo francés ni el mercantilismo del Reino Unido podrían salvarnos “si no conocíamos nuestro pasado y nuestra historia. Precisamente la Revolución Mexicana es eso, regresar a lo que éramos y a conocer lo que somos, eso fue lo que le faltó a Porfirio Díaz. Por eso hubo un tiempo en que las leyes no se aplicaron con la justa medida y no se permeó la economía al resto de la población”.

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