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laberinto_cultural

 

Por Néstor Ramírez Vega
@NestorRV

Rayuela es la obra más conocida de Julio Cortázar porque “este libro que a su manera es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”, advierte el autor en el tablero de dirección, una guía que el lector puede seguir para leer de forma íntegra la publicación.

Rayuela demuestra que uno debe pasar por otras lecturas antes de llegar a determinadas obras. Para desarrollar los elementos de esta primera parte recordaré las palabras que Jorge Luis Borges dijo y fueron recogidas en el libro Borges para millones (ediciones Corregidor, Argentina): “(…) Si Shakespeare les interesa, muy bien: si Shakespeare les resulta tedioso, déjenlo. Shakespeare no ha escrito aún para ustedes, llegará un día en que Shakespeare será digno de ustedes y ustedes serán dignos de Shakespeare, pero mientras tanto no hay que apresurar las cosas”.

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Esta obra de Cortázar es de las más complicadas del autor, por lo que es preferible primero leer ejemplares como Bestiario (1951), Historias de cronopios y famas (1962) La vuelta al día en ochenta mundos (1967), este último posterior a Rayuela. La finalidad de esto es identificar el estilo del autor, pues, como suelo decir, para leerlo hay que tener la mente de un niño; demasiado abierta para la apreciación de las figuras cortazarianas y la escritura que es capaz de mezclar juegos y matemáticas.

La enorme cantidad de elementos históricos, artísticos y filosóficos obligan al lector a tomar diferentes ritmos, es así que una lectura rápida no resulta lo más óptimo. Ideas y técnicas de Sócrates, Platón, Nietzsche y Sartre, entre otros, se desarrollan a través de las acciones, pensamientos y lengua de los personajes.

Desde el título el autor nos invita a jugar en esta actividad que es muy popular en América (no sé si en Europa, África, Asia y Oceanía). Sin embargo, al participar en el juego debemos estar conscientes de los conocimientos que debemos poseer antes de entrar en la lectura y no perder la partida. Contar con conocimientos de ideas orientales, francés, inglés, música y pintura resultan necesarias para no tenerle odio ni desesperación a esta obra de largo aliento.

El estilo puede variar en los capítulos. El capítulo 7 es poesía narrativa pura, mientras el 34 en realidad podríamos mencionar un 34a y 34b porque son dos historias (ligadas) que se van alternando por renglones. Leerlas por separado o de corrido (en el caso de contar con buena concentración y memoria) son dos opciones que dependen de cómo el lector quiera hacer ese recorrido.

Jugar Rayuela es un proceso que se toma con calma. Paciencia y sorpresa ante los hechos más cotidianos son características que este libro ejercita.

Hasta aquí la primera parte de Rayuela, una obra de la cual nunca se podrá decir todo.

¿Encontraría a la Maga?

 

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