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La primera vez que escuché la palabra malebolge fue en un videojuego; años más tarde, la segunda aparición fue en La divina comedia, de Dante Alighieri. Esta vez no era un personaje, sino un lugar, uno de los últimos círculos del infierno. De esa manera asocié el concepto con temas religiosos y al tomar Malebolge, de Pablo Soler Frost, pensé que el tema iría sobre eso.

Esta publicación editada por Tusquets en 2001 aborda la historia de Friederich Jensen, un joven cuya vida está marcada por una serie de problemas y malas decisiones que lo harán tomar partido por el ascendente Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán.

Esta publicación es la segunda entrega de la saga sobre la familia Jensen, la cual inició el escritor mexicano en 1993 con La mano derecha. En Malebolge, el lector siente empatía por Friederich tras la muerte de su padre, la decisión de su madre de volverse a casar, incluso por el amor no correspondido que tiene por su amigo Eitel.

malebolgeSin embargo, al volverse una persona sin escrúpulos y llena de odio, uno pierde la conexión con el personaje; es decir, conoce la transformación que sufre el niño que se une al escuadrón nazi de la muerte.

Así como esta evolución del odio en Friederich, también en el libro se aborda cómo es que la sociedad alemana entra al discurso de Adolf Hitler después de la Gran Guerra y comienza a creer en sus palabras de destrucción de la sociedad cristiana y la judía, opuestas e incompatibles con la palabra del Mein Kampf. 

Soler Frost lo que logra es llevarnos no al infierno de Dante, donde pagan sus pecados aquellos que tienen relación alguna con las artes oscuras y el engaño, sino a la malebolge terrenal que está en formación, la creación del III Reich, un régimen de persecución política e ideológica, donde fueron las muertes por igual tanto de perseguidos como de perseguidores.

En este libro tenemos a un autor sincero con sus lectores. Confiesa que no está diciendo cosas nuevas que no sean de desconocimiento público, como cuando habla acerca de la homosexualidad que despierta en el protagonista. Soler recuerda que esto también lo han abordado autores como Herman Hesse y Thomas Mann.

El autor no da ninguna opinión sobre las preferencias sexuales en ningún momento, sino la aborda de la forma más sincera, porque Malebolge es una fosa humana, real, en donde las pesadillas se hicieron realidad, pero los demonios fueron regresados al círculo infernal y dejan esta obra de la metamorfosis del ser humano.

Por: Néstor Ramírez Vega (@NestoRV)
Laberinto Cultural
Fotografía de Portada: Escuela Mexicana de Escritores

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