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La obra desentraña lo más profundo de los personajes y nos pone un espejo enfrente. Foto: Néstor Ramírez Vega

Con una ambientación que transporta a los castillos medievales, Escorial regresa con una nueva temporada ahora en el Foro Shakespeare. Ésta es una obra, que ya hemos reseñado previamente (puedes revisar el otro texto pinchando aquí), explora la figura del rey (poder), sus vicios y cómo busca ocultar sus fragilidades detrás de otros.

Sobre las actuaciones de Patricio Castillo (rey) y Roberto Sosa (bufón) no hay nada qué decir: excelsas. Llevan por diferentes lugares y hierven la sangre por sus secretos. El de uno, puros y desinteresados; el del otro, tiranos y egoístas.

Aunque son dos personas distintas hay un lugar que tienen en común: la mujer. Cuando por el lado del rey no hay una gran importancia, por parte del bufón encontramos una concepción completamente diferente. La situación de este último va más allá de un deseo o una pasión desenfrenada.

En la relación bufón-reina hay una correspondencia amorosa, la cual llega al campo sensorial y por eso con las malas nuevas es que hay un rompimiento en la psicología del personaje y de la misma trama, la cual acelera su ritmo y precipita al espectador hacia un barranco.

Fotografías: Néstor Ramírez Vega

El corazón del amante no es el mismo que el del rey, aunque sus acciones y el cambio de roles con el bufón lo lleva a un punto de sublimación en donde no le queda más. Es así que de un ente sólido, firme como una piedra, vemos el proceso del quebranto. Así, como sucedió con el bufón, surge una catarsis que lo mueve a su última consecuencia.

Mientras el objeto del deseo del bufón es la mujer, el del rey es su “risueño” paladín. Ambos pierden y se hacen daño mutuo, el más profundo. La confianza de quien podrían considerar la persona más fiel que conocen es quebrantada, viven una traición con factores diferentes, pero el común denominador es que hieren su amor, el sentimiento más puro del ser humano.

Escorial es una obra violenta que te roba cada partícula de oxígeno. No permite distracciones, pues la muerte acosa cada minuto como las toscas campanadas de las torres. ¿La farsa de la vida? La vida misma.ç

Por: Néstor Ramírez Vega (@NestorRV)


La obra se presenta todos los sábados de julio, a las 13:00 horas, en el Foro Shakespeare. El costo por boleto es de 300 pesos.

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