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Tener placer es algo mucho más complicado de lo que parece y mucho menos común de lo que decimos. Prueba de ello es que las mujeres están convencidas de que los hombres somos incapaces de hablar honestamente con ellas. Por eso, cuando creen que ya encontraron a alguien con quien sí puede hablar “de frente”, se quedan irremediablemente con él, aunque no llegue ni al mínimo de sus expectativas.

Algo así pasa en El Placer es Mío, cinta en la que una pareja de treinteañeros empiezan a vivir en una casa en el campo en algún pueblito perdido de Morelos, impulsados más por la pasión e ilusión, que por el amor de formar una vida en pareja.

Mateo (Fausto Alzati) y Rita (Flor Edwarda Gurrola) deciden refugiarse en el aislamiento y la tranquilidad que parece ofrecerles esa casa. Como en todos los principios, el sexo, la química y la diversión reinan en la relación, hasta que el deseo de Rita por ser madre, el miedo de Mateo al compromiso y la inesperada visita de Alexis (una coqueta y muy eficiente Camila Sodi) pondrá a prueba, casi sin proponérselo, los frágiles lazos que unen a la pareja.

Cada quien hace lo que quiere, nadie pide permiso, se disculpa o agradece. Y así, poco a poco, van construyendo una bomba de tiempo que en cualquier momento les explotará. Que en este caso, es de la maneras sexuales más desagradables posibles, si no es que la que más.

¿POLÉMICA SEXUAL?
Recientemente Maria Schneider, actriz principal de la alabada película italiana El Último Tango en París (Ultimo tango a Parigi) puso en el ojo del huracán a su director Bernardo Bertolucci y a Marlon Brando, su co-protagonista, diciendo que la violación que ocurre en pantalla no fue simulada.

Acto muy semejante a lo que ocurre en El Placer es Mío. Por lo tanto, en conferencia de prensa quisimos saber de primera mano, qué decían al respecto su realizadora y actores.

Y fue Flor Edwarda Gurrola [vía Skype porque se encuentra de rodaje en Europa], la primera en asegurar que todos los actos sexuales que abundan en el largometraje fueron consensuales; “Siempre hubo muchísimo respeto y cariño. Además de que yo no necesitaba la mantequilla”, bromea procazmente Gurrola.

Inmediatamente después su directora, Elisa Miller, reafirma: “Todo fue muy profesional. Flor siempre rompía la tensión que se formaba en el set al acabar este tipo de escenas con una o varias bromas, haciéndole así a todos mucho más ligera la carga e impacto visual de lo que acababan de grabar.”

Por su parte Fausto Alzati, expresa que siempre es peculiar entrar a un lugar donde días antes te acaban de ver masturbar, haciendo referencia otra de sus escenas. “Fue una coreografía muy elaborada y bastante compleja. Nos entendíamos perfectamente y todo lo hicimos con cuidado y respeto.

La atmósfera del set, que en un principio fue de puras risas y relajación, se transformó completamente con esas escenas finales que dejaron de ser cachondas y divertidas. Cuando la vi por primera vez, fue en Morelia y al lado del papá de Elisa. Fue algo muy incómodo”, recuerda Alzati con abatimiento y entre risas.

Por otra parte, Miller puntualiza que El Placer es Mío es: “Un proyecto que le costó varios años llevarlo a las pantallas comerciales. El punto de partida era hacer una especie de Adán y Eva contemporáneos. Al final de la película me preguntaba yo qué tenía que ver con ella. Es una película triste, pero al mismo tiempo reflexiona sobre los transtornos del alma”.

Flor Edwarda sostiene que Rita, su personaje, es muy cercana a ella porque es una treinteañera y eso le permitió mostrar un detalle fundamental de la generación a la que pertenece: “Es como si nuestra adolescencia fuera retardada y a los 30 apenas llegáramos ahí. Es algo que me conmueve verlo porque me identifico”.

Por último, Alzati declara que personificar a Mateo fue muy complicado porque; “Es un tipo muy bajoneado, contrario a mí que todos los días disfruto estar vivo, por lo que conectar con el personaje me costó muchísimo trabajo. Tuve que generar sentimientos negativos y deprimentes. Cuando terminamos de filmar me sentí exorcizado. Por lo que la experiencia total fue muy catártica.

El Placer es Mío: Testimonio cinematográfico de que las relaciones amorosas enfermizas son muy atractivas y envolventes, pues nos llevan a un estado sexual cómodo que fácilmente queremos creer que es amor.

Por: Ángel Caballero (@AngelReject)
Fotos: Del autor

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