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Por: Verónica Santamaría (@VeronuK)

En entrevista para EXTENSIÓN Roberto Verástegui, pianista de jazz, muestra el lado humano de un músico que lo lleva a componer piezas que reflejen las emociones que el artista vive a través de eventos sociales, sonoridades o esculturas de la vida cotidiana, un todo, como él mismo considera.

Asimismo, las experiencias musicales que adquirió con artistas nacionales e internacionales, incrementan su bagaje en la escena del jazz. Es él mismo quien declara sonriente: “Como pianista de jazz quiero aprender más repertorio, más lenguaje de jazz, estar en forma con mi instrumento y con los dedos sin estancarme. Quiero seguir componiendo, soy muy libre en eso de lo que quiero hacer, no tengo una meta, simplemente tocar la música que me gusta y vivir bien de eso, es mi meta de vida”.

Este reconocido pianista de Jazz mexicano, es tecladista con Paté de Fuá y director de la Orquesta Nacional de Jazz de México (ONJMX), trabajos que absorben gran parte de su tiempo dentro del mundo musical del Jazz. “No soy un experto en Big Band ni en metales, pero el haber estudiado en el extranjero jazz, en una escuela con nueve Big Bands, por ese conocimiento y experiencia fue que me hablaron para dirigir esta orquesta”, comenta Verástegui en entrevista exclusiva.

Nace en enero de 1988, en San Nicolás de los Garza, Nuevo León. A pesar de no provenir de una familia musical, ya que sus padres son contadores públicos, “mi padre toca guitarra de oído, quiso dedicarse a la música pero sus papás no lo dejaron”. Gracias a él, Verástegui aprendió a tocar el teclado presentándose en fiestas, sin embargo “no pensaba dedicarme a la música porque no era algo común en mi familia ni en mí alrededor”, apunta el entrevistado.

Entre sus pasatiempos, además de escuchar música y tocar, gusta de ver fútbol, en México sigue a los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) por tradición familiar, así como del balompié internacional; “Me gusta mucho ver el futbol inglés”, exclama el pianista quien también gusta de ejercitarse.

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RUMBO AL EXTRANJERO
Inicia su carrera profesional en el extranjero gracias a una beca en la Universidad del Norte de Texas en Estados Unidos donde estudió piano de jazz durante seis años. Algunos de los retos a los que se enfrentó en su viaje fueron el dinero, el racismo y el manejo del idioma. “No se me hizo muy fácil llegar y preguntarle a la gente qué hacer aquí o allá, se hartaban fácilmente de ayudarte, pero agarrando práctica pierdes eso. Fue muy raro ver actos racistas dentro de la universidad o por lo menos en el círculo artístico”, expresa Verástegui.

Roberto menciona que en cuanto a música hay mucha más gente estudiando fuera del país, por tanto, la competencia es mayor y se debe estudiar para sobresalir; “En México estamos acostumbrados que con tocar dos, tres canciones ya te hablan para trabajar, y muchas veces, ves a unos músicos tocando de la chingada porque no hay una crítica musical fuerte en el país”, analiza el más reciente integrante de Paté de Fuá..

Además de la exigencia musical a la que se sometió el pianista en la universidad, se encuentra el intercambio cultural, por lo que Roberto recalca que: “Había gente de todas partes del mundo que estaba haciendo lo mismo que yo, estudiar de lleno jazz, allá ves japoneses, coreanos y chinos pero también gente de México, Colombia, Venezuela, y de todas las partes de Estados Unidos. Aparte, aprender otro idioma te cambia mucho el chip como músico, te hace entrenar la oreja y mientras más idiomas sepas mejor músico puedes ser, cada estilo musical es un idioma al final de cuentas”.

ESTUDIAR PARA PERFECCIONAR
Ante la oportunidad de estudiar con gente que toca bien, y va a perfeccionar lo que trae, todo esto te permite obtener contactos internacionales.  Por lo que le surgieron oportunidades para tocar en Japón, Hong Kong, China y Corea. Incluso, tuvo el tiempo de tocar con Bob Belden, músico que estudió en NorthTexas en los años 70, “cuando estaba armando su nueva banda preguntó a uno de los maestros quién estaba tocando bien para chocarlos. Así se armó la nueva banda de estudiantes, yo aún estudiaba cuando empecé a tocar con Bob, y tuve la oportunidad de tocar en Europa e Irán como jazzista”, rememora Verástegui.

Con Belden pudo grabar dos discos para una productora de Londres con el grupo denominado Animation, “uno de los discos enmarca la decadencia de Estados Unidos a partir de los ataques del 11 de septiembre, hablaba de cómo la gente, en general, no tenía problemas de dinero en ese país. Uno podía hacer lo que quisiera con su vida, si tu querías ser un artista de jazz contemporáneo súper loco tenías las oportunidades de serlo sin ningún problema, lo cual no es la realidad de hoy en día”.

El segundo disco que grabó con Bob se refiere a la tecnología. Sobre el cómo la tecnología se vuelve parte fundamental en la vida de las personas haciendo más de lo que los seres humanos solían hacer. Se llama Machine Language, y tiene una narrativa donde un niño comienza a comunicarse con máquinas hasta encontrar un lenguaje en común y a partir de eso las maquinas analizan la vida de los humanos para diseñar un sistema de vida para las máquinas. Y el también director de la Orquesta, señala que “la música de esos discos es el reflejo de las ideas sociales, vistas de manera futurista por Bob Belden”.

TRAVEL EXPERIENCE
Entre la experiencia musical que le deja el haber viajado y tocado con la banda de Belden está el ver la vida diferente, porque antes de él veía la música como algo técnico, algo que se estudia y se hace a partir del estudio:”Pero llega un punto en el que lo que vas a tocar no lo estudias exactamente es una manera más artística de ver las cosas en general”, exclama Verástegui, quien dentro de los viajes que realizó al tocar en diferentes partes del mundo con esa banda, también visitó España, Inglaterra, Nueva York,  Cincinnati y, por supuesto, Texas.

El último viaje que hicieron lo considera muy especial: Primero porque se encontró dentro de una banda gringa, pues él era el único que no era norteamericano; segundo, porque fue bajo un contexto donde Estados Unidos e Irán tenían tensiones, por lo que el viaje estuvo apoyado por una agencia de Peace Building.

“Al llegar allá nos dimos cuenta que a la gente le encanta que vengan los gringos a turistear, pero el pedo es siempre entre los líderes políticos, [porque] la misma gente de ahí sabe que sus líderes son unos idiotas y están haciendo mal muchísimas de las cosas que acontecen. Igual que en EUA, que en Rusia, o en cualquier parte del mundo. La gente son personas y cuando platicas con ellos se siente esa calidez muy diferente a lo que uno ve en la tele”, analiza el tecladista de Paté de Fuá.

TODO INSPIRA
A partir de esa experiencia musical, gran parte de lo que ha compuesto Roberto Verástegui surge de ideas sociales, problemas individuales y de humanidades. De cualquier tipo de situación que cause inestabilidad puede escribirse. Asimismo, su inspiración para componer va desde algo musical, “una melodía que se me venga a la mente o que haya escuchado en el radio o en la calle, hasta algo no musical que puede ser algo que veo en la calle, un problema social que se presente en el país o en el mundo. Escribir una pieza que tenga relación con eso ayuda mucho a expresar una idea que tenga.

“Las personas me inspiran a escribir música, también la comida, porque en el jazz es muy común, desde la tradición de Nueva Orleans, que los negros escriban música a la comida. Hay una pieza vieja que se llama “Chicken An’ Dumplins” que es famosa en esa onda del jazz viejo o fried bananas. Si es algo que te guste mucho ¿por qué no hacer música? y a través de eso expresas felicidad o que algo no te gustó”, comenta entre risas este compositor que al igual que se inspira de los árboles, también los hace de cosas, construcciones, arquitectura, etcétera.

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MÉXICO Y EL JAZZ
Ante la falta de crítica musical de la que carece México, Verástegui menciona que en la escena del Jazz le hace falta mucho al país. “Hay mucha gente haciéndolo, mucho más ahora que anteriormente, pero falta muchísimo trabajo, necesitamos música en vivo y que sea buena y eso no importa en muchos clubes o en bares a los que vas, eso hace que la gente no estudie y pierda tiempo en ir a la tocada a sonar mal, regresa a casa con unas copas encima y no estudia, te levantas crudo y menos vas a estudiar”, denuncia el pianista.

Es algo muy común en México, por lo que también enfatiza que “cuando la gente comienza a tocar profesionalmente deja de estudiar y eso es una cultura que hay que cambiar, lo que hace una gran diferencia entre México y Estados Unidos u otras partes de Europa, donde el músico se ve a sí mismo como un estudiante de por vida, por lo menos con el jazz necesitas estar en forma con tu instrumento, bien técnicamente, el oído muy bien entrenado, a parte se necesita una preparación muy formal donde cada quien sea responsable en sonar bien, se cree que el jazz es improvisar y que todo está bien, sin errores, pero no es así”.

Por esto, el hoy director de la ONJMX recomienda a todos los dedicados a la música estudiar mucho, sobre todo a los que ya tienen clara su profesión, en cualquier nivel escolar, pues así aprovecharán al máximo todo el tiempo libre que tengan.

Entre la influencia musical de este personaje se encuentra un pianista de R&B de los 70, Donny Hathaway, además del pianista Keith Jarrett, así como Fats Waller y músicos como Miles Davis, Gil Evans y María Schneider.

Fotos de la autora y cortesía de la ONJMX

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