Originalmente esta publicación sería entorno a otro libro, uno de un autor mexicano contemporáneo; sin embargo, mientras leía la obra de Ray Bradbury no podía dejar de relacionar el texto con lo que sucedía en mi entorno.
Entre Aldous Huxley y George Orwell, Fahrenheit 451 pareciera más próximo a nuestro contexto. Esta novela corta se digiere tan rápido como el cuerpo del protagonista flotando sobre el río; una adicción que no puedes dejar.
En esta lectura, así como en la vida cotidiana, aparece una síntesis de la información. Las personas buscan que la información y las lecturas (no sólo libros, sino noticias) sean cada vez más breves. Esta reducción es la que orilla, en lo posterior, a que los libros estén prohibidos en la sociedad.
La brevedad del texto es equiparable a lo que sucede hoy en las redes sociales, destacando el caso de Twitter. No es que no se lea, sino que se prefiere leer sólo una cabeza maniquea en vez de cuatro, cinco, seis párrafos.
Como en las máximas obras de Huxley y Orwell, sobre todo en la de este último, hay una crítica a los medios de comunicación, que hoy tienen su boom en los dispositivos móviles. Los habitantes de las grandes ciudades suelen utilizar los audífonos en el transporte, reuniones familiares, en la calle, en todas partes. Esta subordinación a la tecnología es la que no se ha controlado; el ser humano es el dominado de la tecnología y el entretenimiento.
Los bombardeos del entretenimiento son un elemento fascinante en este libro, que incluso expone que la vida misma puede ser un montaje y un espectáculo, logrando así que una persecución en vivo pueda ser un programa de gran éxito, pero también donde nada debe fallar.
Aunque pareciera sacado del libro, o mejor dicho inspirado en, el caso Kate del Castillo-Sean Penn-Joaquín “El Chapo” Guzmán se volvió un dominó noticioso tanto en periódicos como en televisión, pero en este último fue abordado en todos sus puntos, logrando así una fabulosa cobertura al grado de parecer la persecución de Montag, un talk show.
Con una narrativa cautivadora, directa y reflexiva, sin caer en los extremos de un debate ni un desenvolvimiento filosófico, Fahrenheit 451 nos invita a conocer el porqué de un libro y su poder transformador a nivel personal y masivo.
Por: Néstor Ramírez Vega
(@NestorRV)